Bienvenido Alfredo. Recuerdo bandadas de pájaros al atardecer sobrevolando los parques y el àngel inolvidable de la Rotonda, el de Win Wenders, en esa ciudad maravillosa. Ojalà alguna vez nos hables de esto. También de,muy probablemente, el museo más extraordinario del planeta: el de Pérgamo.
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